Monarcas y líderes militares

“Arre, que llegando al caminito, ah que mi chú, a que mi chú. Arre, que llegando al caminito, a que mi chú, a que mi chú. A que mi chula,  mi burrita porque viene enojadita porque no le di su alfalfa, porque no le di su maíz. Pobrecita mi burrita porque viene enojadita porque no le di su alfalfa, porque no le di su maíz.                 

Arre que llegando al caminito a que mi chú a que mi chú. A,  que mechuda tan bonita, me refiero a la burrita, y si para la trompita, es que no me gusta más. No te fijes mi burrita, no te vayas a espantar, que una mula en la milpita se ha venido a retozar. No hay cuidado la burrita no se puede ya espantar. Como siempre andan juntitas, ya se supo acostumbrar. 

Ai, qué la burra tan flaquita, necesita su alfalfita y si se forma paradita, se la da mi capitán. Pobrecita la burrita ya no quiere caminar. Da unos pasos pa’ delante y otros tantos para atrás. Arre, arre mi burrita no nos vayas a dejar, pues tan pronto llegaremos y te van a dar tu maíz. No se ponga tan arisca, que se puede tropezar. Si se tropieza va a ser duro porque duro es el capitán. No se ponga tantos moños, porque puede resultar que esos moños sean adorno de una gorra militar.”

Sean populares o no lo sean, los que mandan, se hallan en los libros históricos en varias formas. La nana infantil nos dice que: “La pata de Santa Ana la llevan a enterrar entre cuatro zopilotes y un ratón de sacristán.”

Antonio López de Santa Ana fue Presidente de México once veces. Su pomposo y pedante comportamiento hizo que le llamaran por el apodo “El Pavo Real” entre su propia gente. “Él fue el hombre responsable en dar la orden a sus tropas que matasen a Davy Crockett en la Batalla del Álamo en 1836. Dos años después, en 1838, la explosión de un cañón francés le hirió la pierna. Fue amputada y sepultada con honores militares completos.    

Su pierna artificial fue capturada por la Infantería Cuarta de Illinois cuando algunos soldados Americanos se descabulleron con ella. Después, el Sargento que se la llevó, la puso en exhibición en varias ferias de condado. El General Santa Ana falleció en exilio, y fue enterrado en una sepultura para los pobres en Los Ángeles. Fue debido a sus acciones que muchos lo consideraban responsable por el hecho que México perdió a Tejas, Nuevo México, Arizona, Colorado, Utah y Nevada a los Estados Unidos después de la Guerra entre México y los Estados Unidos en 1846 y por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848.

Los cuatro “zopilotes” solían ser los sucesores de Santa Ana: Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, Francisco Madero, y Porfirio Díaz.  A veces a Benito Juárez lo pintaban como un “ratón” porque se vestía en ropaje negro clérigo como un sacristán.

Otra nana infantil que surgió después del tiempo de estos líderes era la canción popular llamada “La Cucaracha,” cual no tiene nada que ver con el insecto.